LA POTENCIA DE LA MARCHA NÓRDICA

A todos se nos viene alguien a la cabeza cuando escuchamos el concepto ‘Entrenamiento de fuerza’. Illia Topuria, Nadal, Michael Phelps… depende del deporte que te guste y del perfil al que admires. 

Pero no, no vamos por ahí. 

Empecemos definiendo para convencerte de la importancia que tienen los entrenamientos de fuerza. La fuerza es una capacidad física básica que nos permite generar tensión intramuscular frente a una resistencia independientemente de que se pueda producir o no, movimiento.

No es difícil encontrar estudios que demuestren que su entrenamiento (pautado y bien hecho) sólo tiene beneficios para nuestra salud. Te enumeramos algunos:

  • Mejora tu presión arterial y por ende, tu sistema cardiovascular. 
  • Mantiene a raya a la diabetes.
  • Aumenta la densidad ósea.
  • Actúa como un antidepresivo natural.
  • Mejora el pronóstico de muchas enfermedades crónicas.
  • Mejora la composición corporal en diversas patologías, como las oncológicas.
  • Propicia que envejezcas a tope de salud.
  • Ayuda a prevenir lesiones.

¡Son todo ventajas!

Pero… ¿Habéis oído hablar de la Marcha Nórdica

Durante la práctica de este deporte de resistencia, el cuerpo pone en funcionamiento hasta un 90% de la musculatura global. Esto quiere decir que no sólo ejercitamos los músculos de los miembros inferiores sino que también intervienen los del tronco y los miembros superiores. Si se hace con la técnica correcta, por supuesto. Es muy importante para la correcta realización de la técnica:

  • Partir de una buena alineación corporal.
  • Tener propiocepción, consciencia del propio cuerpo. 
  • Saber realizar una activación muscular selectiva, coordinada y global.
  • Automatizar los movimientos.

Sí, conlleva cierto gasto energético y bastante esfuerzo físico. ¡Pero es apto para todos los públicos! 

  • Personas con patologías neurodegenerativas en las que la afectación de los sistemas nerviosos central o periférico alteran la función muscular. 
  • Personas con patologías traumatológicas en las que los periodos de inmovilización han provocado atrofia muscular.
  • Personas con patologías oncológicas.
  • Personas que sufren disfunciones derivadas de la edad.

Llevar a cabo entrenamientos de fuerza específicos adaptados a la condición y necesidades de cada individuo, es altamente beneficioso en pro de la calidad de vida. 

¡Anímate a las caminatas de dificultad ascendente o contra resistencias! 

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