No subestimemos su valor.

Este músculo con forma de un paraguas abierto separa el tórax de la cavidad abdominal. Todos hemos oído que sus fibras, perfectamente configuradas, son imprescindibles para la respiración

Pero ¿sabemos exactamente en qué funciones fisiológicas impacta?

Os contamos.

Postura
🪐 El protagonista de este post es determinante para la posición de la columna vertebral, costillas y pelvis.

🪐 Forma parte de la musculatura estabilizadora. Es decir, repercute en la alineación corporal ayudándonos a mantener el tronco erguido.

🪐 Además, su condición también influye en el aspecto de nuestro abdomen.

Respiración

🪐 Cuando inspiramos, se contrae para dar espacio a la caja torácica y llenarse de aire. En espiración, se relaja volviendo a su posición original.

🪐 Resulta esencial para una oxigenación completa y un correcto metabolismo celular.

Digestión

🪐 Presiona suavemente las vísceras favoreciendo los movimientos peristálticos y el correcto funcionamiento del sistema digestivo en general.

🪐 La coordinación respiración-deglución es vital para prevenir atragantamientos. ¡Necesitamos un diafragma bien preparado!

Circulación y Sistema Linfático

🪐 El bombeo ejercido por sus contracciones favorece la circulación, ya que dos de los vasos más importantes (la arteria aorta y la vena cava) lo atraviesan.

🪐 El diafragma también es autopista para los nervios simpáticos, sistema linfático y nervio vago.

Voz

🪐 Cuando hablamos de respirar, básicamente estamos hablando de sacar aire. Y cuando hablamos, lo que sale de nuestra boca es justamente ese aire. Ahora, si has llegado hasta aquí, ten en cuenta que lo que hace que tu voz suene de una forma o de otra depende mucho de cómo se configura el diafragma.

Emoción

🪐 Este músculo es regulador de nuestras emociones.

🪐 El estrés, la ansiedad, el miedo o la tristeza pueden provocar un bloqueo diafragmático generando la sensación de “falta de aire” o de que “se me cierra el estómago”.

🪐 Las respiraciones diafragmáticas profundas están relacionadas con la disminución de la percepción del dolor y el aumento de la relajación.

Y tras toda esta info nueva…

¿No estás interesado en aprender algunos trucos para mantener tu diafragma en forma?

¿Qué te dicen tu postura, tu respiración, tus digestiones o tu voz?

No dudes en pasarte por LA NAVE para consultarnos 🚀

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No poder decir la palabra que tienes en la cabeza resulta frustrante. 

Tras un ictus, esta condición puede volverse permanente. Y tu vida cambia. 

La afasia se convierte en una malvada compañera con la que lidiar en el día a día.                                                      

A veces se manifiesta no dejándote entender ni una palabra de las que escuchas a diario. Ni tu nombre, ni un saludo, ni un ‘’son 10,50’’ en el supermercado. 

Otras, se muestra bloqueada. Sin sonidos. O con sonidos que no son los que tocan. O con muy pocas palabras. O con muchas palabras sin sentido.

Pero, ¿qué es la comunicación?

O mejor dicho, ¿qué supone la comunicación?

Comunicarse implica transmitir información, es decir, emitirla y recibirla. Gracias a ella, los seres humanos somos capaces de expresar sentimientos, emociones y deseos. 

Es un acto de relación humana. Y es identidad

Por eso es un drama sufrir un stroke de estas características y no poder hablar.       

La rehabilitación o adaptación de la comunicación tras un evento tan terrible resulta primordial y urgente tras las primeras semanas. Y es complicado.                                                    

La comunicación humana depende de un sinfín de circuitos cerebrales muy estrechamente relacionados entre sí.

Pero ¿qué ocurre exactamente en el cerebro cuando se interrumpe el flujo sanguíneo al tener un ictus y no podemos hablar?

Las células nerviosas que se organizan en nuestro cerebro para que podamos tanto hablar como comprender, han dejado de recibir aporte sanguíneo por X tiempo. 

Tras esta interrupción, nuestras neuronas dejan de recibir oxígeno y glucosa. Aparece entonces una onda de potencial eléctrico que circula por el tejido afectado silenciándolas a su paso y haciéndolas perder su capacidad de generar electricidad y procesar la información.

Y así se constituye un accidente cerebrovascular como la primera causa de discapacidad del país. 

Entonces ¿cómo podemos favorecer la comunicación humana basándonos en este evento químico?

Dependiendo del tiempo que haya transcurrido hasta que se ha actuado en el hospital, dependiendo de si se ha tratado de un ictus hemorrágico o isquémico, dependiendo de en qué vaso sanguíneo se ha producido el problema y a qué cantidad de masa cerebral ha implicado… hablaríamos de una o de otra solución. 

Pero a grosso modo.

Aprovechamos la Neuroplasticidad cerebral para reorganizar los mecanismos biológicos, bioquímicos y fisiológicos, implicados en la comunicación intercelular, para adaptarse a los estímulos recibidos. 

Para crear nuevas conexiones neuronales capaces de reorganizarse y volver a rodar. 

Para ‘reaprender’.

Porque eso es la Neuroplasticidad. Una habilidad extraordinaria de nuestro órgano pensante que puede transformarse funcional y físicamente en respuesta a estímulos ambientales, experiencias o demandas cognitivas. En definitiva, a las situaciones que vivimos.

Y eso hacemos en Neurorrehabilitación.

¿Quieres saber exactamente cómo?

¡Ponte en contacto e inicia la rehabilitación en LA NAVE!

¿Habéis leído Hábitos Atómicos, de James Clear? 

Si es que sí, os sonarán las matemáticas que se vienen ahora.

Si la semana tiene 168 horas, ¿por qué se piensa que es suficiente con acudir 1 o 2 horas a nuestra sesión de rehabilitación (sea del tipo que sea)? ¿Qué pasa con las 167 horas restantes?

No hablamos de asegurar el éxito con 10 sesiones semanales, no siempre es necesario hacer rehabilitación intensiva, como en el caso de las patologías en fases agudas. Estamos hablando de qué pueden hacer nuestros pacientes para conseguir sus objetivos de manera eficaz.

Ojalá pudiéramos accionar un botón y conseguir nuestros objetivos pero, ¡SORPRESA! La vida no funciona así, en rehabilitación no hacemos magia.  

Bueno, a veces sí.

Una de las principales barreras que nos encontramos en clínica SIEMPRE es la dificultad que tienen los pacientes para adherirse a los tratamientos, para generalizar en su vida diaria las pautas que marcamos en sesión.

​Hagamos un FAQs rápido.

¿De qué vale que te hagamos un masaje laríngeo si al día siguiente vas a seguir forzando tu voz?

De nada. Una solución inmediata no elimina un hábito patológico.

¿Crees que basta con fortalecer la fuerza de tu musculatura estabilizadora durante un par de horas a la semana?

Es necesario, pero no es suficiente.​

¿Es posible incluir conductas favorecedoras y ejercicios en mi día a día con eficacia y sin que me de una pereza tremenda?

Por supuesto, esa hora de rehabilitación semanal incluye hablar de los ajustes que podemos hacer de la forma más cómoda posible. Siempre de manera individualizada claro. Cada persona es un mundo y cada persona vive su rutina y en contextos diferentes. Pero SÍ, SÍ y SÍ, implicarse activamente en el tratamiento fuera de las 4 paredes de la clínica es la única manera.

Somos rehabilitadores y guía, las sesiones son imprescindibles y los ajustes en el día a día son la clave para que la rehabilitación funcione.

Está en nuestras manos ser competentes para tratar la patología o el problema con el que acuden nuestros pacientes a consulta. Eso incluye por supuesto, indagar en sus rutinas e historia de vida.

Diseñar un plan de tratamiento no sólo consiste en establecer objetivos por sesión y en dar altas, sino en trabajar enseñando y en ofrecer recursos para que estas personas tengan la autonomía necesaria para lograr sus objetivos. En pocas palabras, tenemos la responsabilidad de que el paciente visualice el día a día, su propia rutina, como una oportunidad constante para mejorar.

Recordemos que son en esas 167 horas restantes donde debemos promover el cambio a una mayor calidad de vida.

A todos se nos viene alguien a la cabeza cuando escuchamos el concepto ‘Entrenamiento de fuerza’. Illia Topuria, Nadal, Michael Phelps… depende del deporte que te guste y del perfil al que admires. 

Pero no, no vamos por ahí. 

Empecemos definiendo para convencerte de la importancia que tienen los entrenamientos de fuerza. La fuerza es una capacidad física básica que nos permite generar tensión intramuscular frente a una resistencia independientemente de que se pueda producir o no, movimiento.

No es difícil encontrar estudios que demuestren que su entrenamiento (pautado y bien hecho) sólo tiene beneficios para nuestra salud. Te enumeramos algunos:

¡Son todo ventajas!

Pero… ¿Habéis oído hablar de la Marcha Nórdica

Durante la práctica de este deporte de resistencia, el cuerpo pone en funcionamiento hasta un 90% de la musculatura global. Esto quiere decir que no sólo ejercitamos los músculos de los miembros inferiores sino que también intervienen los del tronco y los miembros superiores. Si se hace con la técnica correcta, por supuesto. Es muy importante para la correcta realización de la técnica:

Sí, conlleva cierto gasto energético y bastante esfuerzo físico. ¡Pero es apto para todos los públicos! 

Llevar a cabo entrenamientos de fuerza específicos adaptados a la condición y necesidades de cada individuo, es altamente beneficioso en pro de la calidad de vida. 

¡Anímate a las caminatas de dificultad ascendente o contra resistencias! 

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